Hola a todos este es otro resumen trimestral correspondiente a los meses julio a septiembre.
Julio
Este mes empezó con algo que me dejó encantada: mi primer concierto sinfónico, y mejor aún, dedicado a Studio Ghibli. Antes vimos Princesa Mononoke y Porco Rosso, aunque me faltó La Grulla y la Garza. Igual, el concierto fue precioso, mágico, de esos que te llenan el pecho.
También viajé a Los Ángeles para el concierto de Blackpink y aproveché para hacer todo lo que tenía pendiente: fui al acuario (me fascinó, ahora quiero ir a muchos más), pasé por Disney Adventure Park, el Observatorio Griffith, Warner Bros Studio, hice compras en Uniqlo —que cada vez amo más—, me tomé una foto de mi aura, paseé por Melrose (todavía sueño con esa calle), y me enamoré de Ktown.
El concierto de Blackpink estuvo sorprendentemente organizado, nada de filas eternas.
¡Y apareció Bruno Mars!
Bailé casi todo el concierto; ellas se veían irrealmente hermosas, como muñecas, literalmente.
Empecé a leer cosas fuera del tema de amor propio o psicología.
Descubrí La felicidad cabe en una taza de café, un libro tan cálido que me sacó lágrimas.
Después de años queriéndolo, compré una duvet con fundas intercambiables para subir mi nivel de confort. Un pequeño lujo que me hacía falta y que lo quería hace años.
--------
Agosto
Comimos en Yi Ramen y tuvimos una pool date que me dejó ganas de volver (pocos restaurantes tiene ese efecto).
Este mes también me robaron el iPhone en el Centro Histórico y me cambié a Samsung. Sigo adaptándome, pero el S25 Ultra me enamoró por el lápiz: gracias a eso pude ilustrar mi propuesta de mascota para el concurso interno de la empresa.
Quedé en segundo lugar y me regalaron una tablet.
Fui a la Fiesta de las Luces; me encanta la magia del Centro Histórico de noche, con todas esas luces que vuelven el ambiente especial.
El libro del mes fue Ceramista Soyo.
Y hablan de tanto café que me dio ganas y compré V60 para hacerlo en casa.
---------
Septiembre
Decidí comprarme un torno de cerámica para practicar en casa.
Para mí es una forma de meditación: mi mente queda en blanco, solo respiro, me concentro en formar el cilindro… me tranquiliza profundamente.
Preparé unos rollos vietnamitas, y aunque no sé cocinar, quedaron coloridos y bonitos.
Este mes me sorprendió de golpe: sin aviso, me soltaron. Y tuve que reconstruirme una vez más, en silencio.
Empecé a ilustrar para sacar lo que llevaba dentro, a buscar qué necesitaba para volver a sentirme yo misma.
Fui a restaurantes sola —algo que nunca había hecho—, me acerqué a la naturaleza para reconectarme, planeando retomar clases de canto y seguí con la cerámica.
Me tocó enfrentar dos duelos en un mismo año (no se los recomiendo, pueden saltárselo esta experiencia), algo que se sintió irónico y brutal.
Pero no quedaba otra opción que levantarme, porque más fondo que ese no había.
Y bueno, gracias por leer hasta el final, hasta el próximo post.
xoxo
- F I N -
